Comentario
Antigua población guipuzcoana, fue en el siglo XIII cuando, debido a su importancia, Alfonso X le concede el título de villa.
El papel más importante de Vergara en el conjunto de la Historia e España acaece en los últimos siglos. Durante el XVIII, el nombre de la localidad será muy conocido gracias al Seminario Patriótico de Vergara que allí se funda, a cargo de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. El Seminario se instala en 1776 en el antiguo colegio de los jesuitas, construido en el siglo XVI, y es más tarde rebautizado como Seminario de Nobles, institución que había de convertirse en uno de los más importantes centros de enseñanza e investigación de la España ilustrada, con sus estudios de primeras letras, humanidades, matemáticas y física, y con sus cátedras de química y mineralogía, donde se produjeron algunos de los descubrimientos científicos que desde el interior del país alcanzaron verdadera resonancia europea.
En el ámbito de la química y la mineralogía, se obtendrían algunos de los mayores éxitos de la ciencia española del XVIII, gracias a las investigaciones de Ignacio de Zavalo (que obtiene un acero colado y cementado que se juzga tan bueno como el de Inglaterra), del francés François Chabaneau (que consigue la purificación de la platina, provocando la intensa emoción y el correspondiente escrito elogioso de Valentín de Foronda) y de los hermanos Fausto y Juan José Delhuyar (habitualmente transcrito de Elhúyar), el primero de los cuales trabajó con el químico francés sobre el platino, mientras el segundo obtenía el aislamiento del tungsteno o wolframio.
Valentín de Foronda -traductor de relevantes obras francesas, difusor del pensamiento de Condillac y uno de los máximos representantes del preliberalismo español-; el literato Félix María de Samaniego; el conde de Peñaflorida y su hijo, Ramón de Munibe -impulsores de la Ilustración-; Manuel Ignacio de Altuna, Vicente María Santiváñez - profesor de elocuencia en Vergara, traductor de Marmontel y de Pope y firme defensor del pensamiento revolucionario francés- o José Agustín Ibáñez de la Rentería -introductor de Montesquieu-, son algunos de los nombres ligados al Seminario de Vergara.
Los acontecimientos del siglo XIX hacen de Vergara uno de los escenarios donde se proclamaron Juntas Generales, durante la ocupación francesa.
Durante la primera guerra carlista, en la que, a la muerte de Fernando VII, se disputaron la sucesión al trono español el infante Carlos y las tropas de María Cristina y su hija Isabel, Vergara fue uno de los lugares donde se desarrollaron los combates, entre 1833 y 1835. Posteriormente, en Vergara tuvo lugar la firma del Tratado de paz entre ambos contendientes, el Convenio de Vergara (29 de agosto de 1839), sellado por los generales Espartero y Maroto.
Aparte del citado edificio de los jesuitas, sede del Seminario, en Vergara hay que destacar otras joyas arquitectónicas como el Palacio Izaguirre-Moia (siglo XV, reconstruida en el XVIII); la Casa Arrese (siglo XVI); la Casa Aróstegui (siglo XVI) o la Casa Irizar, palacio de finales del XVIII. Es notable también el edificio de su Ayuntamiento, de fines del siglo XVII.
La arquitectura religiosa está representada por dos iglesias, la de San Pedro Ariznoa, y la de Santa María de Oxirondo -medieval, reedificada en el siglo XVI-, y el Convento de la Trinidad, de 1591.